Las entidades críticas europeas están más interconectadas e interdependientes, lo que las hace más fuertes y eficientes, pero también más vulnerables en caso de incidente. La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha traído consigo nuevos riesgos, ataques físicos y cibernéticos, a menudo combinados como una amenaza híbrida. El sabotaje de los gasoductos Nord Stream y otros incidentes recientes dejaron claro que la resiliencia de las infraestructuras críticas de la UE está amenazada. Es urgente actuar para reforzar la capacidad de la UE de protegerse frente a los ataques a infraestructuras críticas, tanto en la UE como en su vecindad directa.